domingo, 30 de octubre de 2011

Tremendos desacuerdos

Es posible que se deba a desencantamientos prematuros, cicatrices mal curadas o a que los días son demasiado cortos. Golpearse con la mesa es una costumbre fea, clavarse la aguja al coser se ha convertido en casi un ritual. Reformarse con cada experiencia, repensar los porqués. En ocasiones es triste, en otras confuso e incluso desconcertante.
No buscar por miedo a encontrar o no encontrar por demasiado buscar. Superponer colores fríos por que los cálidos pueden quemar… ¿O era al revés?

Mejor guardo al pato entre las mantas y espero a que vuelva el calor para dejarle nadar por el río. O le dejo las mantas y que siga nadando en el río en invierno.

Las palabras mal sonantes suenan mejor con errores ortográficos y entre gritos agudos que retumban en las paredes y traspasan la razón de quienes tratan de entender qué demonios ocurre allí fuera (algo se le ha clavo en el ojo, no le duele, pero no sabe como ha pasado)

*¿Por qué las cosas suceden de una manera y no de otra? No son horas de pensarlo…nunca son horas de pensarlo*

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