martes, 6 de diciembre de 2011

Lecciones de vida: Ritos de paso

Vamos a soltar explosiones de tiempo. Inundar cada rincón con colores calientes.
Hay momentos en los que una chispa hace romper en trozos las esquinas. En ocasiones esas chispas son las que ayudan a amenizar los ratos. Los bares se llenan de gente interesante y las calles de guantes de cuero.
Una falda más corta, un color de pelo más chillón. ¡Un chupito!...O mejor que sean dos.
Verdura para comer, aire para beber y antes de dormir...bicicleta años 20 para llegar cansada a la almohada (ya no le hago pregunta, si no, confesiones).
Estremecerse con el roce, con las miradas. Los pelos de punta con cada guiño, con cada encuentro fortuito.
Borrar las líneas, flores en el pelo e ironía de postre.
A veces es mejor escribir historias reales, con sentido y dirección. Un principio, una trama y un desenlace e incluso un par de giros...pero la vida real no funciona así. Te vas tropezando con gente mientras haces y deshaces.
Me gustaría poder gritar verdades a la cara de quien lo merece, empequeñecer egos, aumentar estadísticas y después tomarme un mojito entre amigos.
Soñar con Cuba e incluso con Brasil. Imaginar un principio y un fin afines.

Confeti de colores para celebrar la libertad. Rituales de paso marcados por la sangre y dolor y como regalo, una bonita marca para toda la vida.

Libertad de la buena, de la que te despeja la mente. Libertad de la que sabe a noches eternas y a bailes mañaneros mientras haces la cama. Sonrisas alargadas, pasos firmes y decididos. Orgasmos sorpresa y camisetas escotadas....Esa es la libertad, la que me gusta, la que palpo, la que me hace ser un 60 o un 80% más feliz ante la vida.

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