Hay días de lobos que con su boca bien abierta meten miedo incluso a los gatos negros. Cual yonki despego los pies de tu suelo y alzo los brazos lejos de tu ventana. Canto un poco más alto para dejarte sordo y poder contar verdades dos veces por semana. No importa que la nieve no llegue, la espera es inútil. El mono se pasa con monos...divertidos, inquietos y juguetones que hacen que grite al menos una vez a la semana. El resto leeré a James M. Cain entre mis suaves sábanas donde yo mando y guillotino recuerdos.
¡Qué desfachatez!
Y el perro sigue fuera. Olvidé meterlo en casa cuando sé que a partir de las 12 los gatos le dan miedo. Le daré lecciones de valor...mejor no, soy demasiado inconstante. Abriré la puerta a las 11:45.
Y me quiero enamorar de un pez que quiera estar en mi bañera. Uno grande y bonito, que sepa chistes malos y se sonroje los domingos por la noche.
Mientras tanto...zurciré los calcetines...¡No, mejor aún!...Viviré mi vida como si fuera...¡MÍA!