viernes, 27 de enero de 2012

Cuando el perro se queda fuera


Hay días de lobos que con su boca bien abierta meten miedo incluso a los gatos negros. Cual yonki despego los pies de tu suelo y alzo los brazos lejos de tu ventana. Canto un poco más alto para dejarte sordo y poder contar verdades dos veces por semana. No importa que la nieve no llegue, la espera es inútil. El mono se pasa con monos...divertidos, inquietos y juguetones que hacen que grite al menos una vez a la semana. El resto leeré a James M. Cain entre mis suaves sábanas donde yo mando y guillotino recuerdos.

¡Qué desfachatez!
Y el perro sigue fuera. Olvidé meterlo en casa cuando sé que a partir de las 12 los gatos le dan miedo. Le daré lecciones de valor...mejor no, soy demasiado inconstante. Abriré la puerta a las 11:45.


Y me quiero enamorar de un pez que quiera estar en mi bañera. Uno grande y bonito, que sepa chistes malos y se sonroje los domingos por la noche.


Mientras tanto...zurciré los calcetines...¡No, mejor aún!...Viviré mi vida como si fuera...¡MÍA!

4 comentarios:

  1. Pues bien dicho, es lo mejor que todos podemos hacer, vivir nuestra vida como si fuese nuestra.


    (Los peces son aburridos, y no tienen memoria, yo prefiero un león, tipo Simba grrrrr)


    Te quiero pecezófila :P

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  2. normalmente los blogs suelen tener un aire melancolico y triste. El tuyo, del cual acabo de leer esta entrada (y a la q no me resisto a comentar) da una sensacion de dedesparpajo y animo...sencillamente genial. Me gusta!

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    1. Al buen tiempo, buena cara. Al mal tiempo, mejor aún. Ojalá siempre fuera así. Welcome ^^

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  3. Coincido con el comentario anterior, da gusto leer entradas que desbordan optimismo =)

    me gusta, me gusta =)

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